Hay algunos que viven el día a día como si fuese último de su vida.
Los hay que contemplan el amor de modo similar, en un intento desesperado por eludir aquellos cambios, sean éstos ínfimos o bien descomunales, que en todo momento se ciernen sobre cada uno de nuestros horizontes.Pero el sentimiento de apremio que surge de nuestro deseo de experimentar la vida y el amor al máximo puede precipitar la toma de determinadas decisiones, que no siempre
Es, más, en ocasiones, enfrentarse a las consecuencias de las elecciones de cada uno puede resultar fatal, más incluso que la muerte. Tal vez sólo se viva una vez, pero no siempre tiene por qué desear sentir esa vida como eterna.
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